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Foto del escritorPablo Petruccelli

Feliz Día del Amigo !


Dedicado a mis amigos de siempre, los que son y los que serán. Gracias. PP

Nacido y criado en Rosario, desde siempre residente en esa ciudad, Roberto "el Negro" Fontanarrosa habla con conocimiento de causa de los amigos y la amistad.


Roberto Fontanarrosa -Mesa de los galanes en "El Cairo"

Este es un reportaje publicado el 09 de marzo de 2003

–Muchos de tus cuentos, luego convertidos en espectáculos (como sucede ahora con Te digo más), representan encuentros de amigos. ¿Esos encuentros son un lugar importante en tu vida o sólo en tu literatura?

–Lo de los espectáculos es como una consecuencia imprevista de los cuentos. Nunca escribí pensando en el teatro.Y si bien es cierto que en los cuentos aparece la charla entre amigos, tampoco fue algo buscado o deliberado. Lo que sí puedo asegurar es que, desde siempre, soy un defensor del ocio no creativo. Trabajo en mi estudio, solo, durante siete u ocho horas y la verdad es que cuando me encuentro con amigos no voy a pescar perlitas o temas útiles. Sería algo canallesco, algo así como una postura eficientista, yuppie. Aunque, la verdad, es que en una tarea como la mía uno no baja nunca, completamente, la cortina. Se ve que esa acumulación de conversaciones van quedando y a lo mejor secretamente, sin proponérmelo, alguna vez recurrí a ellas.

–Con tus amigos, ¿qué te sale más sencillo?¿Compartir las alegrías o las pálidas?

–Yo diferencio entre los amigos del fútbol y los otros, los de la vida. Lo mejor es cuando los amigos coinciden en ambos temas. Yo reconozco, para una consolidación de la amistad, la importancia del sufrimiento futbolístico compartido.

–¿Todos los de la mesa son hinchas de Rosario Central, como vos?

–Te diría que se respetan las proporciones que se dan en Rosario (se ríe)... Puede sonar a chicana, pero no es así. Ponele: somos nueve de Central y cuatro de Newell's.

–La barra de Rosario, ¿fue cambiando mucho con el tiempo?

–No. Básicamente, sigue siendo la misma. Te diría, una mesa de constitución aluvional: el que cae, se agrega... ¿Sabés qué nos preguntamos a veces?: -Che, ¿alguien se acuerda quién lo trajo a Fulano? -Y las respuestas, te lo aseguro, son extraordinarias. La mesa rosarina tiene una población estable, máximo de veinte personas, pero que no siempre están en su totalidad. Cada mes nos reunimos en una cena y ahí sí, hay asistencia completa. Y ese encuentro no quita que todos los días nos encontremos un rato en el bar. La gran atracción de este programa es que uno sabe que siempre se va a encontrar con alguien.

–En la mesa de los galanes, ¿existe una incondicionalidad de cuño mafioso?

–En parte, sí, porque se cuida con quien se llega a la mesa. No está bien visto venir con alguien sin avisar o anunciando en ese mismo instante que alguien nuevo se incorpora a la mesa. No es que haya examen de ingreso, pero sí hay códigos.

–¿Provenís de familia amiguera?

–Mi viejo sí. En especial, porque hacía vida de club. En lo formal se ganaba la vida vendiendo seguros. En lo evidente, en el fondo de su corazón, era un deportista aficionado, porque eso era lo que verdaderamente lo apasionaba. Mi viejo jugó al basquet, llegó a integrar alguna selección nacional y después se hizo técnico.

–¿Cuáles son los temas con tus amigos del café?

–Mucho de lo que ocurre en el país, fútbol, desde luego, todo el tiempo, lo cual originó el alejamiento definitivo de las pocas mujeres que iban. Ellas podrían alegar: es una mesa machista. Pero yo les diría que están equivocadas, que la explicación es otra. Lo que las harta, y tienen razón, es que ninguna mujer puede seguir una charla sobre fútbol con el detalle en cosas absolutamente menores que le ponemos los hombres. Esta reunión, para todos nosotros, guarda el emblema de la distensión. Yo voy y me distiendo, porque con los amigos no tenés que prestar tanta atención. Lo que cansa es eso: prestar atención, como en el trabajo, al cruzar la calle, este reportaje. En cambio ahí es llegar, sentarse y prenderse en el tema del que se esté hablando, que casi siempre, te aclaro, es fútbol. Pero si, por alguna circunstancia, querés levantarte e ir a otra mesa o cambiar de tema sin avisar, nadie lo tomaría a mal. Otra clave es que jamás hablamos de temas privados importantes. Cuando uno tiene necesidad de hacerlo, se va a otra mesa. Para no contaminar, ¿viste?

–¿Dirías que tenés facilidad para hacer nuevas amistades?

–Tengo muchas dificultades. Ya tenemos cierta edad y a esta altura las manías se recrudecen. Yo podría desmentir lo de Roberto Carlos, eso de tener un millón de amigos. Es poco creíble esa cantidad, en especial porque la amistad requiere tiempo y dedicación: ¿quién puede disponer de tanto tiempo como para bancar un millón de amigos? Yo, en mi caso, no debo tener más de cinco o diez amigos entrañables, de ésos de relación fácil. Que aunque no nos veamos mucho, nos encontramos y nos parece que nunca nos hubiéramos separado. Otros son más o menos amigos y otros son conocidos.Y todavía me sorprende cruzarme con alguien o pensar en determinada persona y decir: -¡Huy!, con este tipo me podría llevar muy bien. -Además, me molestan bastante las reuniones de mucha gente, porque al final no se puede hablar con nadie. Varios amigos, que están en el país o en otros lados del mundo, me insultan en todos los idiomas porque todavía no me largué a usar el e-mail. Pero a todos les aviso que en 2003, seguro, voy a aprender. Lo peor es que nunca llamo a nadie por teléfono, no respondo las llamadas. Por eso es un milagro que todavía me sigan queriendo. Lo que sí soy es un obsesivo cumplidor de mi palabra: cuando me comprometo a algo, lo hago.

–¿Pensás que a los amigos hay que decirles toda la verdad?

–Las verdades suelen tranquilizarlo a uno, pero no sé si es tan buena para todos.Yo sería muy cuidadoso y antes de decirlo me preguntaría, ¿para qué? Además,mi trabajo consiste en ser un profesional de la mentira. Los que hacemos ficción trabajamos de mentir.

–¿Le debés un perdón a algún amigo?

–Cuando me doy cuenta de que estuve mal con alguien, voy y pido disculpas. Pero lo más bravo es cuando ofendiste o hiciste enojar a alguien y fue tan involuntario que el último en enterarse sos vos.

–¿Cuál es la mejor definición de amigo que conozcas?

–Tal vez, una de Atahualpa Yupanqui: Un amigo es uno mismo con la piel de otro.Y también escuché ésta: Amigo es la persona con la que uno puede estar callado.


–¿Para qué pensás que sirven los amigos y la amistad?

–Así como el Negro Alejandro Dolina dijo que casi todo lo que uno hace es para levantarse minas, yo pienso que cada gran logro nuestro es para contárselo a los amigos. Imaginate esta situación: te invita Larry King, el de la CNN, a hacerte una entrevista que no se televisa aquí. ¿Por qué vas a aceptar?: únicamente por los amigos. Para poder volver y decirles: ¿Sabés lo que me pasó? ¿Adiviná con quién estuve? Eso por un lado, pero también porque sólo a un amigo uno puede pedirle ciertas cosas. Por ejemplo, saliste de tu oficina, en Rosario y camino a Buenos Aires, pero ya muy lejos para volver te acordás que dejaste el aire acondicionado encendido. Lo llamás y le pedís: Mirá lo que me pasó... ¿Me hacés el favor? Para eso sirven los amigos.

–De todos tus cuentos,¿cuál elegirías como el más representativo del tema de la amistad?

(Duda, se toma un ratito antes de responder) -Prácticamente, no tengo ninguno que no se aproxime o roce el tema. En este momento me acuerdo de Cielo de los argentinos, que describe a un grupo de amigos que se encuentra para ver un partido por la tele y comer un asado. En un momento, te das cuenta que están en el cielo, todos muertos. Creo que eso sería lo mejor que nos puede pasar, tener un cielo propio.

–A propósito del cuento. Proyectalo a cuando la mesa de los galanes empiece a pensar en los geriátricos. ¿Podrían estar todos juntos?

–No, me resulta difícil imaginarme eso. Me puedo imaginar de viejos, pero juntos en un bar. Lo veo como algo para nada deprimente, porque nos seguiremos riendo de las mismas ridiculeces y continuaremos hablando de las mismas pelotudeces de hoy.


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