Si uno de los guardias de mis calabozos empieza a expresar preocupación por las condiciones de la celda de la bella princesa, le transferiré inmediatamente a una posición menos orientada al público.
Contrataré a un equipo cualificado de arquitectos para que examinen mi castillo y me informen de todos los pasajes secretos y túneles abandonados que yo deba conocer.
Si la bella princesa que capture dice “¡Yo nunca me casaré contigo!, nunca, me escuchas, NUNCA!!!” yo diré “Esta bien !!” y la mataré.
Nunca cerraré un trato con un ser demoníaco para luego intentar engañarle simplemente por llevar la contraria.
Los mutantes deformes y los bichos raros psicópatas tendrán su lugar en mis Legiones del Terror. Sin embargo antes de enviarles en importantes misiones secretas que requieran tacto y sutileza, buscaré alguien igualmente cualificado que llame menos la atención.
Mis Legiones del Terror serán entrenadas para tener una puntería básica. Cualquiera que no pueda acertar a un hombre a 10 metros será usado como diana para prácticas.
Antes de usar cualquier artefacto o maquinaria capturados, leeré cuidadosamente el manual de usuario.
Si es necesario huir, nunca me pararé para posar dramáticamente y decir una línea.
Nunca construiré una computadora pensante más inteligente que yo.
Mi consejero de cinco años también será requerido para descifrar cualquier código que piense usar. Si lo descifra en menos de 30 segundos no será usado. Nota: lo mismo para las contraseñas.
Si mis consejeros me preguntan “¿Por qué estás arriesgándolo todo en un plan tan loco?” no seguiré con el plan hasta que encuentre una respuesta que les satisfaga.
Diseñaré los vestíbulos de mi fortaleza sin nichos o estructuras de soporte prominentes que los intrusos puedan usar para cubrirse en un tiroteo.
Los depósitos de desperdicios serán incineradores, no compresores. Y serán mantenidos calientes siempre, sin contrasentidos como esas llamas que van a través de túneles accesibles a intervalos predecibles.
Iré a ver a un psiquiatra competente para curarme de todas las fobias extremadamente raras y extraños hábitos compulsivos que puedan ser una desventaja.
Si debo tener un sistema de computadoras con terminales accesibles al público, los mapas de mi complejo que muestren tendrán una habitación claramente señalizada como Control principal. Esa habitación será la cámara de ejecuciones. La verdadera Sala de control estará señalada como contenedor del desbordamiento de las alcantarillas.
Mi teclado de seguridad será realmente un escáner de huellas. Cualquiera que vea a alguien presionando una secuencia de botones o que espolvoree el teclado en busca de huellas digitales y luego intente entrar repitiendo la secuencia disparará el sistema de alarma.
No importa cuántos fallos tenga nuestro sistema, mis guardas serán entrenados para tratar cualquier fallo de una cámara de vigilancia como una emergencia completa.
Perdonaré la vida de alguien que me la salvó alguna vez en el pasado. Esto es razonable ya que anima a otros a hacerlo. Sin embargo la oferta es sólo válida para una vez. Si quieren que se la perdone de nuevo, será mejor que me vuelvan a salvar.
Todas las niñeras serán expulsadas del reino, todos los bebes serán llevados a hospitales aprobados por el estado. Los huérfanos serán dejados en casas de adopción, no abandonados en el bosque para ser criados por criaturas salvajes.
Cuando mis guardias se separen para buscar a los intrusos, lo harán en grupos de al menos dos. Y serán entrenados de tal forma que si uno desaparece misteriosamente el otro iniciará una alerta inmediatamente y pedirá refuerzos en lugar de buscar estúpidamente.
Si decido probar la lealtad de un teniente y ver si debe convertirse en mi hombre de confianza, tendré una escuadra de tropas de elite preparada en caso de que la respuesta sea no.
Si todos los héroes permanecen juntos alrededor de un extraño dispositivo y empiezan a insultarme y desafiarme yo usaré un arma normal en lugar de mi imparable super-arma.
No estaré de acuerdo en dejar libres a los héroes si ganan en un duelo, aunque mis consejeros me digan que es imposible que ganen.
Cuando cree una presentación multimedia de mis planes, de tal forma que mi consejero de cinco años la entienda fácilmente, no la dejaré encima de mi mesa con una etiqueta que diga “Proyecto del Señor Supremo”.
Instruiré a mis Legiones del Terror para que ataquen al héroe en masa, en lugar de esperar mientras sus compañeros atacan uno o dos cada vez.